Una guerra a enfrentar
septiembre 05, 2020
GENERAL, VIRTUDES
Quiero confesar que no estoy haciendo lo suficiente para proteger mis valores, al menos algunos de ellos. Están siendo pisoteados, manipulados, retorcidos o disminuidos por el ataque incesante de grupos que profesan otros valores mundanos, ninguno de los cuales refleja mis creencias y mi filosofía de vida. Y quizá haya otros como yo. Ciertamente, tenemos que ser absolutamente firmes y bien plantados para no ser influenciados por ese mensaje disfrazado de apertura, comprensión y flexibilidad porque “allá afuera, el mundo está evolucionando y renovándose». Y de ñapa, ese mensaje no se dice en voz baja, sino que es agresivo, sin reservas y a grito pelado.
Estoy seguro de que muchos de nosotros diremos que realmente preservamos y defendemos nuestros valores.
Pero, ¿estamos haciendo lo suficiente?
Por ejemplo, valoramos una sociedad integrada por familias compuestas por un hombre, una mujer, y sus hijos… tal como Dios nos ha creado. Pero, por otro lado, observamos boquiabiertos a los grupos que promueven la unión de dos hombres o dos mujeres para formar familias -sabiendo que es imposible procrear de esa unión. Y aún más, toman las calles en marchas y demostraciones, cambian las leyes, y corrompen las formas de entretenimiento mostrándose sin tapujos en televisión, cine, revistas, internet, etc., y sin importar que haya niños en su audiencia, y quienes son muy fáciles de confundir.
Valoramos una sociedad pacífica, en crecimiento y donde se respeten los derechos humanos. Una sociedad mantenida por empresas e inversiones privadas, cultivada sobre la base de la meritocracia -lo cual incentiva el desarrollo de su gente, y con un gobierno descentralizado, elegido democráticamente y que pueda ser examinado en su desempeño y planes. Pero dejamos que instigadores actúen, a veces pacíficamente utilizando procesos y formas democráticas, y a veces violentamente escondiéndose detrás de protestas justas y justificadas; todo esto para debilitar a los gobiernos con el objetivo de instalar sistemas autoritarios, destructivos, antidemocráticos y despóticos.
Al igual que los ejemplos anteriores, hay muchos otros valores que están bajo un fuerte ataque frontal. Así, dejamos que nuestro valor de autodeterminación sea socavado por los «globalistas». Decimos que valoramos la vida -como la esencia de nuestra propia existencia-, pero dejamos que los grupos que abogan por el aborto cambien las leyes. Valoramos nuestro tiempo -implacable e irrecuperable como lo es-, pero dejamos que prevalezca la burocracia y sistemas incompetentes e ineficientes. Y como esos, los valores de la fe, la justicia, la lealtad y otros, son pisoteados muchas veces, y sin que hagamos un esfuerzo por resguardarlos.
Pero, ¿por qué no defendemos nuestros valores? ¿Por qué?
¿Es porque tenemos temor… porque sentimos miedo? Sí, puede ser… algunos de estos grupos son sectarios, intolerantes e incluso violentos.
¿Es porque sentimos que no hay otra opción que la de aceptar? Pudiera ser… estos grupos son cada vez más grandes, más vocales y más poderosos.
¿Es por algún interés personal o algo que queremos proteger?
¿O es porque no nos importa?
Cualquiera que sea la razón, nuestra inacción demuestra que tenemos que crecer en virtudes. La indiferencia, la cobardía y la falta de voluntad y el compromiso para luchar por nuestros valores, al final lo que harán es convertirnos no sólo en hipócritas sino también en cómplices de justamente lo que no queremos que prevalezca. En otras palabras, seremos responsables de la destrucción de nuestros propios valores… y esa es una guerra que no podemos perder.
¡Y por favor recuerden darle un vistazo a los otros artículos! Gracias…
PD. Fotos del banner y portada por Oliver Pan (tomada de Unsplash.com)
Foto interna: collage de varias fotos publicadas en Twitter