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Para ser sabios debemos acumular conocimientos y experiencias. El conocimiento se obtiene a través de la educación y de la instrucción, mientras que la experiencia la obtenemos de enfrentar situaciones, que pueden resultar en éxitos o en fracasos. Y un resultado seguro, sea éxito o fracaso, es que aprenderemos, lo cual nos hará más sabios. Pero, si aprendemos de los fracasos al igual que de los éxitos, ¿cómo es que el hombre demuestra, una y otra vez, que es el único “animal” que comete el mismo error dos veces? Pues bien, «errar es de humano»… dicen.

 ¿Estamos justificando con eso que podemos repetir, dos y tres veces, un error? ¿O es que lo hacemos porque somos tercos al repetir lo mismo, tratando de demostrar –a nosotros mismos o a alguien más– que todo lo que asumimos es correcto?

Pienso que la mayoría de nosotros estará de acuerdo con decir que aprender de la propia experiencia es más poderoso que aprender de la experiencia de los demás. Ahora bien, esto tiene una desventaja y es que todo esto conlleva el invertir una buena cantidad de tiempo, recurso que no tenemos, y mucho menos para malgastarlo. Por eso, nunca debemos subestimar el conocimiento acumulado por otros, especialmente aquellos que han vivido más que nosotros y que pueden saber más que nosotros. «Más sabe el diablo por viejo que por diablo«, es un dicho popular que bien podría ser cierto, teniendo en cuenta que el diablo ha existido por mucho, mucho tiempo.

Pensar que lo sabemos todo, o que sabemos más que los demás, es simplemente una actitud soberbia que demuestra no ser lo suficientemente humildes para aceptar que eso no es así y que podemos aprender de otros que ya han aprendido, vivido y experimentado más que nosotros. Pero hasta que esto no ocurra, no pediremos ni oiremos consejos… y mientras tanto habremos perdido un tiempo precioso y quizá haber sufrido una o dos tribulaciones.

“Escucha el consejo y acepta la corrección, y al fin llegarás a ser sabio”.

Proverbios 19:20

Hay otro dicho popular: «El que no oye consejos no llega a viejo«. Bien, quizá sí llegaremos a viejo, pero ¿con cuántos errores y fracasos a cuestas? No pedir ni oír consejos es una actitud orgullosa e injustificada. Y es algo que en la mayoría de los casos no cuesta nada y está fácilmente disponible. Por supuesto, debemos escoger bien a quien pedirle consejo. Podemos empezar por nuestros padres, maestros y mentores, pero hay otros ahí afuera que están dispuestos a darte uno, si se lo pides.

“Acude a los sabios, y te harás sabio, pero el que frecuenta a los necios se echa a perder”.

Proverbios 13:20

“Oye consejo”

Cuarto Principio de Sicamor

Libro “Los Principios de Sicamor”

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